Layla y Xcor: Segundo encuentro
XCOR: Camino como un lobo solitario por las calles de Caldwell, una noche tranquila, ningún restrictor a la vista, ningún hermano, mis bastardos se aburren, lo sé y yo…simplemente me encuentro con el interruptor de apagado, lo único que puedo pensar en ese momento es en ella, joder ¿qué hizo esa hembra? ¿Me hechizó? La tengo metida en la piel. Miro al cielo y la luna se deja ver a través de las nubes, me mira riéndose de mí, de mi debilidad. Aprieto fuerte los puños, debería contarles al resto de mis guerreros que me he enamorado de una hembra, pero no de una hembra cualquiera de una Elegida, tal vez alguno de los primos o incluso Throe acaben apuñalándome y mandándome al Infierno de una vez por todas mientras se hacen con el liderazgo, Throe sería un buen sucesor, si tal vez debería yo mismo colocarme la daga en la garganta y cortármela. Maldita sea. Si, maldito sea yo, pero la necesito, la necesito como el aire que llena mis pulmones pero….tengo que ser fuerte por su bien y por el bien de mis chicos, tengo que alejarla de mí. Layla tiene que estar a salvo y conmigo no lo estará. La imagen imaginaria del rey decretando su muerte acude a mi cabeza y me vuelve loco. ¿La habrán descubierto? ¿Sabrán que ahora me pertenece? Tengo que alejarla de mí, tiene que odiarme, huir de mí ¿pero cómo puedo hacerlo sin romperme? Oigo la voz del Sanguinario en mi cabeza “tú maldito hijo de perra sabes cómo hacerlo, el dolor es la clave, infunde miedo, el liderazgo se lleva en solitario”. Maldito hijo de perra, me enseñó muy bien la lección. Me desmaterializo en el bosque, la luna sigue brillando en el firmamento haciendo que la noche sea menos noche. Y allí estoy tomando aire, poniéndome mi máscara para alejar de una vez por todas a mi corazón, a mi vida, a mi hembra.
-Layla, elegida, ven a mí-
El reclamo, esperando que aparezca…. ¿sabré hacerla huir?
LAYLA * Sola en mi habitación del rancho, oigo la llamada de mi guerrero y siento que el pecho se me llena de felicidad, cuando me reclama. Con una sonrisa, me desmaterializo a nuestro lugar y le veo allí de pie, apretando lo puños y aunque tengo ganas de correr a él y estrecharle entre mis brazos, una aura de poder que le rodea, me detiene y casi con cautela, me acerco a el.*
¿me has llamado, sire?
* Me inclino con una reverencia, anhelando que venga a mi y me reclame de nuevo como suya, como ya hizo una vez.*