¡¡¡A las buenas
noches!!!!
Hoy os voy a contar mi
experiencia hippie.
Si, como lo oís. Yo fue
hippie por una noche.
¿Qué pasa?
Corría la década entre
los años 60 y los 70 y un día bajé al poblado a por provisiones. Al ser el único
que sabía conducir, el sire me dijo:
-Zypher, pita pal pueblo,
que no tenemos comida.
Y pallí que me fui,
pensando en patatas, lechugas, tomates, huevos, leche....
Perooooooooooooooo.... A mitad del camino me vi a un puñado de gente, sentados
en el suelo, alrededor de una fogata, mientras un tío con los pelos largos
tocaba con un guitarra una melodía que a mí se me pego como si fuera pegamento
y empecé a tararearla.
♪ ♫ ♬ C'mon
by let my fireeeeeeeeeeeeee,
C’mon baby let my
fireeeeeeeee....
Try to set the night on
FIREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE OHhhhhhhhhhhhhhhhhhh Yeahhhhhhhhhhhhhhhhhh ♪ ♫ ♬
Hembras danzaban por el
campo con coronas de flores, y con las tetas al aire y yo, tras girar la
cabeza, y ponerme a babear, con una erección de campeonato, pegue frenazo, porque
no hacía falta que nadie me encendiera el fuego...Ya se me encendía solo y más
con tanta titi enseñando los melones.
Tías en bolas bailando a
la luz de la hoguera... ¡¡¡¡ El puto paraíso !!!
Total, que me baje de mi
furgoneta, una Volkswagen negra y roja, más bonita que un sol, y me fui hacia
el coro de gente que cantaban y bailaban.
No parecieron percatarse
de que yo era un vampiro de casi dos metros, vestido de cuero negro y armado
hasta los dientes, porque enseguida, el tío de los pelos largos, que se parecía
un poco al Jesús de los humanos, pero con vaqueros acampanados, dejo de cantar
y me hizo señas para que me sentara.
- Paz y amor,
bienaventurado viajero.
Me dijo tendiéndome lo
que yo creí que era un cigarrillo, y como me había quedado sin tabaco, pues
agarre lo que me daba y le pegue tal calada que me lo plisple hasta la mitad.
¡¡¡Ojú!!!! Que risa más
tonta que me dio. Y luego de ese porro, vino otro, y otro, y otro más, y yo,
descojonao por los suelos.
Una de las hembras
semidesnudas, se sentó a mi lado, y sin preguntar siquiera, me agarro del pelo
y me metió la lengua hasta la campanilla, cosa a la que respondí con
entusiasmo, no sin antes darme cuenta, de que de su lengua a la mía, pasaba una
pastillita. Y a partir de ahí, empecé a ver las cosas desde otra perspectiva.
¡¡¡ A la mierda luchar
con los lessers!!!
Yo quería ser hippie.
Follar, fumar, cantar y
beber y predicar la paz y amor hasta que me saliera a mí de los cojones y ser
libre....
♪ ♫ ♬ Libreeeeeeeeeeeeeeee, como el sol cuando
amanece yo soy libreeeeeeeeeeee
Como el
maaaaaaaaaaaaaaar,
Libreeeeeeeeeeeeee, como
el ave que escapo de su prisión y puede al fin volaaaaaaaaaaaar ♪ ♫ ♬
Pasaron las horas y me encontré
bailando con los brazos en aspas, cantando a grito pelao canciones que no me
sabia la letra, pero que me las inventaba y con un porro entre los dientes.
También me di cuenta de
que mi ropa de cuero había sido sustituida por unos pantalones de campana marca
paquete talla sm, porque estaba más apretaos que unas anchoas en una lata. Y
que mi pelo, recogido en una coleta, estaba pringoso, y enredado.
Pero después de follar,
fumar, cantar y bailar, me acordé de que tenía que volver al castillo con la
compra, y me despedí de aquella amable gente, haciendo el signo de la paz.
Volví con mis trahyners y
con mi sire, dejando una compra que yo no recordaba haber hecho en la mesa de
piedra de la cocina y bajé a las mazmorras, y me deje caer en mi catre.
Horas después, cuando el
sol se volvió a ocultar, me despertaron los gritos de todos.
Yo acojonao, me levante
de un salto, pisándome los bajos del pantalón de campana y yéndome de morros
contra el suelo.
El sire no es que
estuviera enfadao, no.... estaba más cabreado que un mono sin plátanos y empezó
a perseguirme con su guadaña por todo el refugio y yo sin saber de qué iba la
historia.
Corriendo, corriendo,
llegue afuera del castillo y horrorizado vi como mi preciosa furgoneta roja y
negra era ahora amarilla, llena de flores y con un gran símbolo de la paz
pintao en el medio.
Xcor me dio tal tunda que
todavía me duele, y como castigo, me rapó la cabeza, y me obligo a no acercarme
más a las gentes del pueblo.
Fue bonita mi experiencia
hippie, sí.
Y ahora, si me disculpáis,
me voy con mi nalla, a v si quiere bailar conmigo desnuda a la luz de la luna
mientras suenan Jefferson Airplane, y los Doors.
Continuará.

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