viernes, 14 de marzo de 2014

ZY, LA HISTORIA DEL BASTARDO VII



¡¡¡A las buenas noches!!!!
Hoy os voy a contar mi experiencia hippie.
Si, como lo oís. Yo fue hippie por una noche.
¿Qué pasa?

Corría la década entre los años 60 y los 70 y un día bajé al poblado a por provisiones. Al ser el único que sabía conducir, el sire me dijo:

-Zypher, pita pal pueblo, que no tenemos comida.

Y pallí que me fui, pensando en patatas, lechugas, tomates, huevos, leche.... Perooooooooooooooo.... A mitad del camino me vi a un puñado de gente, sentados en el suelo, alrededor de una fogata, mientras un tío con los pelos largos tocaba con un guitarra una melodía que a mí se me pego como si fuera pegamento y empecé a tararearla.


C'mon by let my fireeeeeeeeeeeeee,
C’mon baby let my fireeeeeeeee....
Try to set the night on FIREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE OHhhhhhhhhhhhhhhhhhh Yeahhhhhhhhhhhhhhhhhh ♪

Hembras danzaban por el campo con coronas de flores, y con las tetas al aire y yo, tras girar la cabeza, y ponerme a babear, con una erección de campeonato, pegue frenazo, porque no hacía falta que nadie me encendiera el fuego...Ya se me encendía solo y más con tanta titi enseñando los melones.

Tías en bolas bailando a la luz de la hoguera... ¡¡¡¡ El puto paraíso !!!

Total, que me baje de mi furgoneta, una Volkswagen negra y roja, más bonita que un sol, y me fui hacia el coro de gente que cantaban y bailaban.

No parecieron percatarse de que yo era un vampiro de casi dos metros, vestido de cuero negro y armado hasta los dientes, porque enseguida, el tío de los pelos largos, que se parecía un poco al Jesús de los humanos, pero con vaqueros acampanados, dejo de cantar y me hizo señas para que me sentara.

- Paz y amor, bienaventurado viajero.

Me dijo tendiéndome lo que yo creí que era un cigarrillo, y como me había quedado sin tabaco, pues agarre lo que me daba y le pegue tal calada que me lo plisple hasta la mitad.

¡¡¡Ojú!!!! Que risa más tonta que me dio. Y luego de ese porro, vino otro, y otro, y otro más, y yo, descojonao por los suelos.

Una de las hembras semidesnudas, se sentó a mi lado, y sin preguntar siquiera, me agarro del pelo y me metió la lengua hasta la campanilla, cosa a la que respondí con entusiasmo, no sin antes darme cuenta, de que de su lengua a la mía, pasaba una pastillita. Y a partir de ahí, empecé a ver las cosas desde otra perspectiva.

¡¡¡ A la mierda luchar con los lessers!!!
Yo quería ser hippie.
Follar, fumar, cantar y beber y predicar la paz y amor hasta que me saliera a mí de los cojones y ser libre....

    Libreeeeeeeeeeeeeeee, como el sol cuando amanece yo soy libreeeeeeeeeeee
Como el maaaaaaaaaaaaaaar,
Libreeeeeeeeeeeeee, como el ave que escapo de su prisión y puede al fin volaaaaaaaaaaaar ♪

Pasaron las horas y me encontré bailando con los brazos en aspas, cantando a grito pelao canciones que no me sabia la letra, pero que me las inventaba y con un porro entre los dientes.

También me di cuenta de que mi ropa de cuero había sido sustituida por unos pantalones de campana marca paquete talla sm, porque estaba más apretaos que unas anchoas en una lata. Y que mi pelo, recogido en una coleta, estaba pringoso, y enredado.

Pero después de follar, fumar, cantar y bailar, me acordé de que tenía que volver al castillo con la compra, y me despedí de aquella amable gente, haciendo el signo de la paz.

Volví con mis trahyners y con mi sire, dejando una compra que yo no recordaba haber hecho en la mesa de piedra de la cocina y bajé a las mazmorras, y me deje caer en mi catre.

Horas después, cuando el sol se volvió a ocultar, me despertaron los gritos de todos.

Yo acojonao, me levante de un salto, pisándome los bajos del pantalón de campana y yéndome de morros contra el suelo.

El sire no es que estuviera enfadao, no.... estaba más cabreado que un mono sin plátanos y empezó a perseguirme con su guadaña por todo el refugio y yo sin saber de qué iba la historia.

Corriendo, corriendo, llegue afuera del castillo y horrorizado vi como mi preciosa furgoneta roja y negra era ahora amarilla, llena de flores y con un gran símbolo de la paz pintao en el medio.

Xcor me dio tal tunda que todavía me duele, y como castigo, me rapó la cabeza, y me obligo a no acercarme más a las gentes del pueblo.

Fue bonita mi experiencia hippie, sí.

Y ahora, si me disculpáis, me voy con mi nalla, a v si quiere bailar conmigo desnuda a la luz de la luna mientras suenan Jefferson Airplane, y los Doors.

Continuará.

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