lunes, 3 de marzo de 2014

ZY, LA HISTORIA DEL BASTARDO CAPITULO VI


¡¡¡ A las buenas tardes!!!



Hoy, como estoy melancólico, os voy a contar una anécdota de cuando vivía en el campamento del Bloodletter.



Ahhhhhhhhhhh, que tiempos.... Tiempos de mierda, pero tiempos al fin y al cabo.



Uno de los mayores recuerdos que tengo, es el día que el sire se emperró en enseñarnos a luchar mientras montábamos a caballo, cosa compleja, si no lo has hecho nunca.




Bueno, total, que estábamos ahí, tocándonos los huevos a la luz de la hoguera, sin nada que hacer. Y cuando digo nada, es nada, porque el Bloodletter había matado a casi todo el mundo y estábamos más aburridos que una puta en cuaresma y de repente dijo.

- He, vosotros. Venid aquí, que estáis más verdes que un campo de lechugas.



Yo mire a Throe, Throe miro a Xcor, Xcor miró a los primos y ellos me miraron a mí y yo volví a mirar a esa pedazo de bestia que era todo pelo y musculo y suspire con resignación.



- ¿Y que nos vas a enseñar esta vez, sire?



Pregunte con cautela. Mala idea, porque me arreó una patada, que salí volando patras, y casi me escoña. Creo que desde entonces, no carburo bien, porque tanto pensar en sexo, no es ni normal...pero que más da... A lo que iba.



El sire Bloodletter hizo que un mozo nos trajera unos caballos y nos dio una espada a cada uno, y nos dijo que nos iba a enseñar a pelear mientras montábamos a caballo.



¡¡¡ Que emoción!!!



Yo tenía el culo como la bandera de Japón, porque el día anterior había perdido en una de las peleas y me mandaron al foso y lo que menos me apetecía era montar a caballo, pero suspire, me puse en pie, y me subí al jamelgo.



Vi las estrellas, la luna, Júpiter, Saturno y toda la vía láctea, pero yo ahí, arriba del caballo, aguantando como un campeón.



Los demás se subieron a sus monturas y el sire empezó a pegar voces.



Que si corre pa ca, vete palla., espolea, frena, tira de las riendas... bla, bla, bla...



A cada movimiento que hacia el bicho, yo ponía los ojos bizcos, porque me dolía el culo que ni os podéis imaginar, pero hacia lo que el sire gritaba, y con tanto espolear, girar, tirar, y demás ostias varias, me emocioné y puse al equino a correr a toda leche.



¡¡¡ Que sensación!!!



Yo iba feliz, aunque dolorido, rebotando sobre el caballo.



Mi pelo se sacudía al viento y me sentía poderoso.



Y digo me sentía, porque en una de estas, con la emoción, no vi una rama baja y me estampe de lleno con ella.



-¡¡¡¡ Malditación, que me escoigo!!!!



Grite, a mis trahyners mientras me caía del caballo.



Tuve suerte, porque se me engancharon los pies en los estribos y me quede colgando de lado, atontado y con un chichón en la frente, mientras los demás se partían la caja a mi costa.



Que panda de cabrones.



¿Y sabéis lo peor? Que ninguno me dijo:

-Hey, Zyph, ¿estás bien? ¿Te has hecho daño?



Nooooooooooooooooo, lo único que se les ocurrió preguntar fue:



- ¿Que cojones significa Malditación que me escoigo?



Y yo allí, colgando de lado en el caballo, con un cacho chichón que parecía un unicornio en vez de un vampiro,  respondí muy digno:



- Es una abreviación de: Maldición, maldita sea, que me caigo y me escoño.



Se estuvieron riendo los muy HDP de mi toda la noche y la jodida frase me acompañó hasta el último de mis días con ellos.



Y hasta aquí, hay bastante por hoy, que me voy con mi nalla, que le he comprado un látigo nuevo y quiero probarlo.



CONTINUARÁ.
 

Licencia Creative Commons 

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

No hay comentarios:

Publicar un comentario