ARACNHE: Celebrando nuestro aniversario
por cierto, ¡¡Felicidades a
todos!!
Aquí les dejo una escenita.
¿Recuerdan que me quede dormida en el apartamento de Rehvenge ? ¡Esto fue lo
que paso!
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Miré mi casa destruida, ¿por qué era tan oscuro? Buscaba algún rincón en
el cual refugiarme, pero no encontré ninguno. Como mi vida, solitaria y rota.
Estaba a punto de perderme, esto no era algo que me podía permitir, luego no
controlar mi lado sympath. Miré mi reflejo en un espejo roto y me quede
estudiándolo.
-¿Aracnhe?- Me giré, aunque ya conocía esa voz. De pronto me fijé que me
llamaba por mi nombre y no me decía agente como siempre.
-¿Sí?- Había un mechón de mi cabello suelto, con nerviosismo lo pongo
detrás de mí oreja, sintiéndome como una colegiala enamorada… aguantando un
suspiro. Se veía encantador allí de pie. ~Él es a quién investigas, ¿lo
recuerdas?~
-¿Confías en mí?- Me preguntó, tendiéndome su mano.
-Ni un poco.- reí, pero de igual forma la tomé.
Era fácil dejarse llevar, solo una vez. No mataría a nadie, ¿o sí? De
manos me llevó por todos los pasillos que recorrí. Llegamos a un salón, el
único que no estaba echo un desastre. ¿Cómo no había llegado yo aquí? Rehv me
sonrió, viendo mi cara de sorpresa.
-Vamos.- me haló.
Las velas crepitaban, esparcidas por el salón. Era un detalle hermoso,
teniendo en cuenta de que nunca en mi patética vida me ha pasado algo igual…
por miedo a lo que soy. Nos sentamos en el suelo, aprovechando los cojines de
¿seda? Rehv me rodeó en sus brazos y lo dejé hacerlo, sintiéndome segura. No
había nada, solo la tranquilidad crispante de las velas. Él y yo.
Salí del círculo de sus brazos y le miré fijamente. Mis manos trazaron
el contorno de su cara y cuando llegué a sus labios, me besó los dedos. ~No
puedes Aracnhe. ~ Era cierto. No podía… no podía buscar consuelo en él; no
podía ser amiga de él… y enamorarme de él estaría el doble de fatal, por las
razones obvias. Pero ahora, sorprendentemente no me importaba. Por eso me
acerqué y le besé. ¡Sí! ¡Al fin! No puedo decir que no quería hacerlo desde
hace tiempo, porque me mentiría a mí misma. Rehv tenía algo que me atraía como
el náufrago a la cantante sirena del mar… como la polilla a la luz.
Me trepé ahorcajadas encima de él, poniendo mi centro en su
erección…necesitándole más que cualquier cosa. Él profundizó el beso y sus
manos vagaron por mis muslos. De pronto hacía calor, demasiada calor. Rompí el
beso para respirar, pero Rehv siguió besándome el cuello, mordisqueando de vez
en vez con sus colmillos. Mis manos fueron por lo botones de su camisa hasta
que quedó abierta, mientras nosotros volvíamos a un beso frenético.
Recostándome suavemente entre los cojines, agradecí su peso encima de mí, tanto
que me soltó un suspiro. Lentamente, en una jodida-agónica lentitud, Rehv fue
quitando los botones de mi camisa, no tenía nada debajo. Diablos, estaba durmiendo
cuando atacaron mi casa. Eso le dio acceso fácil a mi cuerpo. Una vez despojada
de la camisa, me miró como cosa más preciada del universo, y por ese momento,
sentí que lo era… en este momento, era alguien y alguien especial. No la agente
que cargaba con su título para arriba y abajo, simplemente por esconderse.
Rehv se terminó de quitar la ropa, viéndose glorioso… y yo quería
probarlo todo, como a un caramelo. Y volvió encima de mí, como si también me
necesitase. Besó el sendero de mi cuello, hasta llegar a mis pechos que
lloraban por su atención, y cuando le hizo caso a mis suplicas silenciosas, la
humedad se extendió en mi centro todavía más. Iba despacio, conociéndome, aun
cuando yo quería que fuese más rápido. Pero no importaba…
Todo estaba subiendo de intensidad, sus besos más profundos, sus
caricias más rudas… un tintineo se hizo escuchar, y fruncí el ceño, porque ese
ruido me estaba desconcentrando, cuando yo estaba de lo más concentrada.
Con un jadeo abrí los ojos, la luz que fuertemente entraba por la
ventana, no era tenue como la de las velas. Me quede unos minutos desorientada,
mientras el tintineo provenía de la cocina, sobresaltándome. Entonces, la
realidad chocó conmigo, tumbándome la fugaz alegría a suelo.
-¡Espera! Me he quedado dormida.- Gruño. Me incorporo rápidamente y noto
lo que lo que me cubría se escurrió en el suelo. Lo levanto para notar con
ternura que era uno de sus batines, y que él ya se sentía lo suficientemente
bien como para arroparme. Luego me reprendo, no debía sentir ternura por
alguien que posiblemente envié a la cárcel o algo peor…Doblo lo que me cubría y
lo coloco en el sofá. Sigo los ruidos para encontrarme con Rehv en la cocina.-
¿Cómo te sientes?- Le pregunto. Un poco nerviosa por el sueño que tuve,
tratando de olvidarlo, aún con mi cuerpo pidiéndolo a gritos.
CONTINUARÁ.
CONTINUARÁ.
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