ZYPHER: Bueno, sigo contándoos mi
historia.
¿Dónde nos habíamos
quedado?
Ah, sí.... En que el Sire
Xcor se convirtió en nuestro jefe después de que la hembra buenorra elegida
Payne, convirtiera al Bloodletter en malvavisco.
Pues eso, que le juramos
lealtad a ese bastardo que ni era hijo del Sanguinario, ni na de na...
Un tiradillo como yo, pero como le habíamos
cogido cariño, y dada su inestabilidad emocional, decidimos que lo mejor era
seguirle la corriente, que bastante tenía el pobre con ese careto que la buena
Virgen Escribana le había dado...Y como juramos ayudarle en su venganza, a
buscar a la hembra que nos pusimos....
Y buscando y buscando, nos instalamos en
un castillo abandonado a la afueras de Rumania...
Ains, Rumania, tierra de
vampiros y leyendas... Tierra del legendario conde Drácula...Solo que el que decía
llamarse Drácula, era más bien un chulaco fumao, porque ese tenía de vampiro lo
de yo de monja de clausura: Ósea, NADA.
¿Y sabéis como lo descubrí?
Pues una noche, estaba yo
pululando por el pueblo, palote y muerto de hambre, buscando a una hembra a la
cual hincarle el diente y el cimbel de paso cuando me encontré al tal Drácula.
Ahí estaba, con su capa
de tía moña, (parecía salido de Harry Potter, el cabrón) Acechando en la noche,
cuando yo caminaba por el empedrado de la parte antigua de la ciudad.
Salió a mi paso, pegando
un salto con los brazos extendidos y siseando, con unos colmillos de esos de plásticos
que venden en los chinos.
. ~~SOY
DRRACCULLAAAAAAAAAAAAAAAAA EL VAMPIRRROOOOOOOOOOOOOO~~
Me dijo plantándose
delante de mí. Me asuste por el improvisto de ver a una Drag Queen con acento
raro e hice lo que haría todo macho de valía: Salir corriendo.
Sep, salí corriendo como
alma que lleva el diablo, porque es que entre la capa, el pelo repeinado
patrás, los zapatitos brillantes y esa pluma gay, a lo Morancos me dio más yuyu
que todo un ejército de lessers... Además, olía a naftalina.
Y ese fue mi encuentro
con el súper conde transilvano.
Y nos vino bien que
pululara su historia de vampiro por ahí, porque mientras nosotros comíamos y hincábamos,
el que se llevaba las culpas era el....
Que se joda, por inútil.
Y bueno, sigo contándoos.
Estuvimos un tiempo en el castillo. Allí teníamos nuestras habitaciones, y
cuando la era moderna llego, teníamos hasta un pc, que mi hermano Throe me
enseño a usar para ver porno.
Anda que no molaba
ponernos ahí delante de la pantalla a cascárnosla en grupo cuando nos aburríamos,
pero llego un día que Throe, en su obsesión por llevarse por delante a todos
los asesinos violadores, nos dijo que nos íbamos a Londres otra vez... Y allí
que nos fuimos.... pero eso os lo cuento otro día, que ahora estoy cansao y mi
nalla me espera.
CONTINUARÁ.
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