martes, 14 de enero de 2014

VAMOS A DEJAR DORMIR A PAPA ( CORMIA)


CORMIA:* Aprovechando que Phury duerme plácidamente, abandono nuestro lecho para ir hasta la cuna de Aggie. Sabía que su hora del biberón estaba cerca y no quería que comenzara a llorar y terminase despertando a su padre.

Sonrío al comprobar que sus hermosos ojos están abiertos de par en par pero una sonrisa sustituye el típico llanto con el que exigía su alimento.

- Buenos días mi sol - beso suavemente su frente - vamos a dejar dormir a papá, ¿vale?

*No puedo describir el vuelco que me da el corazón al escuchar su gorjeo como si entendiese lo que le decía. Tomo su manta para cubrirlo con ella mientras lo tomo en brazos. Estamos bajando las escaleras cuando una de mis hermanas aparece con una bandeja en la que destaca el biberón de mi principito.*


- Muchas gracias hermana, en este momento íbamos a la cocina a por él. - sonrío agradecida a mi hermana, quién responde con una sonrisa agregando que le gusta sentirse útil. - Gracias por todo, tenía pensado ir al despacho a disfrutar de un poco de música mientras Aggie se alimenta. ¿Te apetece unirte a nosotros?

Realizo mi pregunta ilusionada pero la verdad es que no guardaba muchas esperanzas. A pesar de lo mucho que les había gustado venir a este lado, todavía trataban con respeto, demasiado algunas veces, al Primale de la raza.

Así pues, cuando su respuesta es negativa, me despido de ella y continúo con mi corto paseo mientras hago carantoñas a mi hijo.

Una vez estamos en el despacho, cierro las puertas con cuidado de no hacer mucho ruido y dejo el biberón en la mesa. No hace falta decir que los ojos de Aggie no se separan del blanco néctar que tanto anhela, sin embargo había algo importante que tenía que hacer.

Como venía siendo costumbre cada vez que Phury tenía que salir de patrulla, yo me encerraba en ese despacho a escuchar la música que él tanto amaba hasta el punto que llegué a amarla también. Aunque, para ser sinceros, mi abanico musical no se amplía mucho más allá de Tchaikovsky, Beethoven y Vivaldi, mi favorito entre todos ellos.

Suelto la aguja del antiguo equipo reproductor y camino de vuelta al cómodo sillón llevando conmigo el biberón de mi hijo.

- Si, cariño, hora de disfrutar...

Sonrío de nuevo al ver la avidez con que mi retoño toma el contenido del biberón mientras los acordes de la primavera comienzan a invadir la habitación sumiéndome en un momento de felicidad y paz absoluta.


 

CONTINUARÁ...

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