AMALYA: *Sentada en la sala de las escribas vigilo el
cuenco mientras detallo los últimos sucesos dentro de los libros
correspondientes.
Había conseguido concentrarme después de pensar mucho tiempo en Syphon,
ese macho conseguía poner mi mundo de cabeza pero debía seguir con lo que me
correspondía.
Dando el último punto a uno de los libros noto que las imágenes del
cuenco se mueven, me inclino y observo atentamente.
Jadeo por lo que veo, Virgen santísima estaban vivos. Mi mano va a mi
boca aguantando mi jadeo de sorpresa pero no dejo de mirar, no sabía
exactamente dónde era pero lo importante es que estaban bien.
Me apresuro y guardo los libros y las plumas. Voy a mi habitación y me
pongo unos jeans, camisa y un buzo junto con unas medias y zapatillas
calentitas.
Aferrando el cuenco a mi cuerpo cierro los ojos y me dirijo hacía el
lado dónde antes no podíamos ir, la realidad...como algunos le llaman.
En poco tiempo estoy frente a la cabaña que Syphon tiene y me quedo en
la puerta mientras llamo a su celular. Muerdo mi labio cuándo el contestador
salta*